Narrativa en el wrestling para principiantes. El caso de The Acclaimed.

Daniel Fernández
11 min readJan 8, 2023

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Para empezar este año, me gustaría empezar con una disculpa. Veréis, a lo largo del último año y medio, me he vuelto a aficionar a la lucha libre gracias a unos cuantos vídeos de YouTube de Super Eyepactch Wolf y a un amigo que tiene suscripciones para ver WWE y la nueva gran promoción de lucha libre estadounidense, All Elite Wrestling (o AEW para hacerlo más corto), y hace unos meses quise compartir esta nueva afición con vosotros.

El problema es que cometí un erorr garrafal al intentar combinarlo con un especial de Halloween para hablar de “The Fiend” Bray Wyatt, porque estaba hablando de un medio artístico que mucha gente no conoce en absoluto mientras intentaba explicar el que probablemente sea el personaje más complicado y con más contexto que desenredar de todos los que hay. Eso no fue una buena idea. Así que lo voy a intentar otra vez con algo más sencillo de explicar, una historia dentro de este mundillo que es fácil de entender pero que contiene cosas muy interesantes que no se ven en ninguna otra parte. Hoy vamos a hablar de The Acclaimed.

The Acclaimed es un Tag Team compuesto por los luchadores “Platinum” Max Caster y Anthony Bowens. Tag Team significa que compiten en parejas, en muchos casos con sólo uno de los luchadores del equipo en el ring y teniendo que dar el relevo al otro. Es una variedad de lucha que tiene sus cosas, las cuales explicaré a su debido tiempo. Por ahora, es más importante hablaros de uno de los elementos más importantes de la lucha libre: la gimmick.

La gimmick son las características del personaje que el luchador adopta en pantalla. Esta gimmick incluye todo lo que uno puede ver, desde cómo habla a los movimientos que utiliza, cómo se relaciona con los demás, cuánta va a ser su presencia en programas, podcasts o redes sociales, etcétera. ¿Cuál es la gimmick de The Acclaimed? Bueno, Max Caster tiene un micro y rapea. Y ya está. Su tema de entrada es instrumental e improvisa unas líneas sobre su rival de la semana. Lo hace cada puñetera vez que sale y suele ser bastante faltón, así que por supuesto la incorporación de The Acclaimed a AEW en 2020 fue como un par de capullos que todo el mundo odia. Este patrón de rapero cabrón ni siquiera es nuevo. De hecho, esta misma gimmick fue con la que John Cena empezó a despuntar en la WWE y con la que consiguió su primer campeonato.

Precisamente por aquella gimmick de John Cena, llamada el Dr. de las Thuganomics, no es que estuviera especialmente impresionado con The Acclaimed la primera vez que los vi. Para mí eran los cretinos que rapeaban y que se llevaban las collejas de gente mucho mejor y más popular que ellos. Más allá de las polémicas y follones con el jefe de AEW Tony Khan (y hubo alguna de esas), los raps eran más o menos creativos y daban donde duelen, que es lo que tienen que hacer. Pero no había nada impresionante de verdad, nada que hiciera a nadie saltar del asiento y decir “buah, ¿sabes qué sería increíble? Que les hicieran campeones por parejas”. Para llegar a eso harían falta una combinación de factores muy particular. Empezando por este simpático muchacho.

Danhausen es un luchador muy majo y muy malvado que se hizo famoso en la escena de la lucha libre independiente a base de ser el equivalente en carne y hueso del Conde Draco de Barrio Sésamo. Incluso en el día de hoy, en el que todo el mundo sabe que el wrestling es mentira y no hace falta mantener la pose todo el tiempo, Danhausen sí lo hace. Las apariciones del hombre detrás de la pintura son increíblemente escasas (y sólo sé que hay alguien detrás porque conseguí ver una entrevista, si no me lo hubiera empezado a creer).

El personaje de Danhausen es muy particular, pues viene de no se sabe muy bien dónde y su ambición es, no estoy de broma, la dominación mundial, para lo cual necesita ganar mucho dinero y ser muy famoso. Estos dos requisitos fueron su motivación para empezar una carrera en la lucha libre. Pero esa motivación no es lo que hace a este personaje interesante, sino cómo esta motivación nos informa de todo lo que hace. Por ejemplo, a Danhausen no le gusta cuando la gente hace trampas o dice tacos porque entonces la cadena de televisión se enfada y, si no hay programa, él no puede salir a ser famoso. De la misma forma, The Acclaimed usaba los raps para colocarse por encima del resto en el micro, y complementaban esa pose de capullos con su actitud de sobrados en el ring, de tal forma que fuera mucho más satisfactorio para el público que les petaran el cacas después.

Otra de las formas en las que la gimmick de Danhausen se puede ver es que es un ser sobrenatural que intenta mezclarse entre los humanos, por lo que hay muchas cosas que pilla mal, como pueden ser los nombres de la gente. A Chris Jericho, leyenda del wrestling aún en activo, lo llama Chris Judas por su canción de entrada; a Tony Khan, el capo de toda la promoción, lo llama Tony Elite, etcétera. El más gracioso de todos estos es a cómo se refiere a la vieja gloria de los 90 Billy Gunn (conocido, entre otros nombres, como Mr. Ass) y a sus hijos, Austin y Colten Gunn, como Billy Ass y los Ass Boys. Hasta les dedicó una canción.

Toda esta saga es hilarante, más que nada, porque hoy en día la lucha libre tiene a personas con un físico más cercano al de una persona normal, pero en los 90, la época de Billy Gunn, los luchadores tenían que ser armarios. Así, Danhausen parece un canijo en comparación con el patriarca de los Gunn, lo que hace que todas sus interacciones parezcan un señor de la guerra escuchando chistes de su bufón personal y diciéndole “me caes bien, simpático hombrecillo, te dejaré vivir”.

¿Por qué es nada de esto importante? Bueno, porque la familia Gunn y The Acclaimed empezaron una alianza hace unos cuantos meses.

Veréis, por separado, the Acclaimed y los Gunn eran unos capullos sin más, pero juntos, The Acclaimed y el Gunn Club eran unos capullos que además eran graciosos. Y una buena parte de eso se lo deben a Danhausen, porque ahora cada vez que Max Caster se ponía a rapear acababa hablando de “The Acclaimed y los Ass Boys”, lo cual divertía muchísimo a Billy Gunn y hacía que sus hijos se subieran por las paredes.

Tal y como Danhausen vive su papel y el público respondió con un apoyo inusitado del público, The Acclaimed pasaron a ser recibidos con buenos ojos ante el público que va a pagar la entrada o que ve la televisión, lo que empezó a convertirlos poco a poco en una de las atracciones del programa. Y eso es lo que hace que te paguen mucho dinero en este negocio. Alguno quizá se esté preguntando que, si los Gunn estaban con ellos, ¿no estarían subiendo en popularidad también? Y sí, relativamente, subidos a la espalda de The Acclaimed. Esas cosas se notan, y la gente se dio cuenta rápido de quién partía el bacalao en ese grupo.

Pero aún no hemos llegado a la clave que lanzó a The Acclaimed al estrellato, la cual llegó cuando Anthony Bowens se lesionó de una pierna y Max Caster tuvo que luchar junto a los Gunn en combates 3 contra 3. En esos meses, Bowens aparecía en silla de ruedas conducido por Billy Gunn y entonces ocurrió. No fue una maniobra increíble, ni un segmento épico en el micrófono, ni nada extraordinario, realmente. Sólo hizo falta una frase.

“SCISSOR ME, DADDY ASS!”

Sí, ahí lo tenéis. The Acclaimed alcanzó el estrellato con la frase más estúpida que nadie ha dicho jamás (Y tengo datos para demostrarlo).

La razón por la que una frase tan tonta fuera capaz de elevar a Caster y Bowens a la estratosfera es bastante simple: es muy gracioso. En serio, que dos chavales que ya eran conocidos por hacer el tonto se refieran a una leyenda de la lucha libre en sus 50 como DADDY ASS es inherentemente gracioso de la forma más pueril y básica del mundo. El humor de “caca culo pedo pis” del que te ríes porque es ridículo que un hombre adulto salga en televisión y grite eso a los cuatro vientos. La ironía de que Bowens, un hombre homosexual, esté llamando “Daddy Ass” a un monumento a la masculinidad tradicional como es Billy Gunn sólo añade a lo increíble del asunto. Y la cosa con este tipo de gracia irónica por algo así de tonto es que se acaba quedando con la gente, primero como esta cosa boba y luego como una parte de esta gente que de repente te cae muy bien.

Esta capacidad de quedarte en las cabezas de la gente lo es todo en la lucha libre profesional. Es lo que hace que la gente sintonice el canal cuando anuncian que vas a estar en pantalla, lo que hace que la gente compre tus camisetas. Lo que hace que promotor piense en ti como alguien a quien darle un título.

Por eso mismo, cuando Bowens pudo volver a luchar y los hijos de Billy Gunn traicionaron a The Acclaimed porque ya estaban hasta los mismísimos de que les llamasen Ass Boys, su popularidad se disparó hasta convertirse en el Tag Team más popular de AEW. De repente no sólo eran populares, también eran los bayfaces, los buenos de la historia. Todo estaba listo para que su historia alcanzase nuevos horizontes.

Pero antes, había que arreglar un asunto: Billy Gunn primero se alió con sus hijos (cómo no hacerlo), dando lugar a la imagen más tragicómica que he visto en mucho tiempo, porque dentro de la historia, que Billy Gunn rechazase hacer las tijeras con Bowens y le atacase era un momento tristísimo… pero sigue siendo bastante bobo.

Billy Gunn acabó reconciliándose con The Acclaimed semanas después, lo que le coloca en la divertida situación de haber dejado atrás a sus propios hijos para unirse a la popularidad de The Acclaimed, de la que es sin duda una parte. El wrestling es así a veces. Con la crisis sentimental solucionada, ahora tocaba la historia de ambición clásica de la lucha libre: The Acclaimed iban a luchar por el campeonato por parejas. Sin embargo, la historia de nuestros dos inesperados héroes sólo iba a ser tan buena como el obstáculo que tendrían que superar. Y aquí es donde entran Swerve Strickland y “Limitless” Keith Lee.

AEW funciona por medio de un sistema de rankings, por medio de los cuales el número 1 de las listas en cuanto al total del año de combates ganados, empatados y perdidos conseguirá, en algún momento, un combate. Obviamente, como todso esto es ficción, los ránkings no son más que un recurso narrativo que a la vez da legitimidad al programa como pseudo competición deportiva, el cual se saltan a conveniencia. Pero justo en el caso del campeonato por parejas daba la casualidad de que The Acclaimed eran efectivamente la pareja número 1 en el ránking, lo que los calificaba automáticamente para una lucha por parejas contra Swerve y Lee, conocidos colectivamente como Swerve in Our Glory.

Los astros se alinearon para que The Acclaimed estuvieran en la cresta de la ola de la popularidad cuando las estadísticas también les favorecían, por lo que todo el mundo estaba a bordo de que compitieran y quizá de que ganaran. Sólo había un problema: Swerve y Lee tenían una notable reputación previa como luchadores legítimos. The Acclaimed eran los graciosos. Y no es que no sepan hacer como que luchan, pero a los ojos de la gente no estaban al mismo nivel en cuanto sonaba la campana. Tocaba ponerse serios.

Hubo tres combates en total entre The Acclaimed y Swerve In Our Glory. En el primero perdieron, en el segundo ganaron los campeonatos y en el tercero retuvieron sus títulos. Como el segundo y el tercer combate se centraron más en la historia de cómo la alianza entre Swerve y Lee se resquebrajaba, me voy a centrar más en el primero, porque muestra dos cosas extremadamente importantes. La primera es que la lucha también es historia, informan de los personajes por cómo actúan, cómo continúan en situaciones de adversidad y, en fin, qué pasa a lo largo del combate, si alguien hace trampas, si es especialmente brutal, etcétera; la segunda es que la respuesta del público es crucial, incluso más que a lo largo de los segmentos en los que los luchadores hablan.

Las complejidades de cómo la reacción del público puede alterar el curso de una historia podrían dar para otro artículo, pero para resumir diré esto: si eres el bueno de la historia y tanto los acontecimientos en el combate como tu actuación hacen que el público se entregue por completo a la idea de que ganes, entonces es que estás haciendo bien tu trabajo.

Un elemento clave de un combate de lucha libre profesional es lo que se conoce como el falso final. El falso final ocurre cuando un luchador hace una serie de ofensivas contra su oponente que se supone que deberían acabar con él tendido en el suelo y listo para la cuenta de 3 que acaba el combate, sólo para que el oponente se salga de la cuenta. Puede haber más o menos, pero lo importante aquí no es cómo marcan el ritmo del combate, sino la reacción del público. El falso final para The Acclaimed era la prueba de fuego de su capacidad de conectar con el respetable. Si conseguían que la gente gritase de alegría y saltase de sus asientos cuando Caster o Bowens saliesen de la cuenta de 3 de Swerve in our Glory para seguir luchando, es que son una de las atracciones principales. Y así fue. Y es por este motivo que en su primer combate no ganaron, pero en el segundo, tres semanas después, todo el estadio irrumpió en ovaciones cuando Caster y Bowens levantaron los títulos.

Así que ahí lo tenéis, The Acclaimed es el ejemplo perfecto de una historia dentro del loco mundo de la lucha libre que, si bien simple y fácil de entender, contiene muchas de las claves que hacen de esta forma de narrativa única, intensa y entretenida. Una forma de teatro extraña y agresiva en la que las pasiones se desatan con la cosa más inesperada y los protagonistas más inusitados pueden alcanzar el estrellato. Y como esta, hay docenas de historias todas las semanas. Si le dais una oportunidad, seguro que la lucha libre tiene algo para vosotros.

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Daniel Fernández

Hay sólo dos cosas en este mundo sobre las que sé un poco: estudios literarios y narrativa popular. Unreal Worlds consiste en unir ambas cosas.